miércoles, 4 de marzo de 2020


El MAS en busca de otra narrativa sobre el fraude



Emilio Martínez Cardona

La publicación del artículo de John Curiel y Jack R. Williams en la web del The Washington Post (TWP), afirmando que “no hay evidencias de fraude” en las elecciones bolivianas del 2019, es parte de una estrategia incremental del MAS y sus aliados internacionales que viene perfilándose según la siguiente cronología:

1)  10 de noviembre. El CEPR (Center for Economic and Political Research) divulga un informe contradiciendo a la auditoría de la OEA.

2)    3 de diciembre. Se da a conocer un Manifiesto firmado por 100 “expertos” en estadísticas, señalando que “no encontraban irregularidades en la tendencia” del TREP.

3)    26 de febrero. Publicación de la nota de TWP.

4)    28 de febrero. Pedido del gobierno de México de que un “tercero” compare los informes de la OEA y de los investigadores del MIT Election Lab.

5)    29 de febrero. Tweet del presidente argentino, Alberto Fernández, señalando que “se demuestra que no hubo fraude en Bolivia”.

Evidentemente, el Foro de Sao Paulo sigue en plena actividad, procurando reconstruir la imagen externa de Evo Morales y socavar al proceso de transición a la democracia plena en Bolivia. Esto incluye a la reciente nominación de Morales al Premio Nobel de la Paz (3 de marzo).

Sobre el CEPR: Uno de los autores del informe es Guillaume Long, ex canciller de Ecuador bajo el gobierno de Rafael Correa. Con su perfil académico y diplomático (fue también representante en la ONU), probablemente sea uno de los principales articuladores de esta estrategia.

Sobre el Manifiesto de los 100 y la nota de TWP: en ambos aparece la firma de Jack R. Williams, integrante del MIT Election Lab. Una revisión de su cuenta en Twitter, @Master0fNull, indica que es un activista político del ala izquierda del Partido Demócrata de EEUU, simpatizante del candidato socialista Bernie Sanders.

Importante: el artículo publicado en TWP es una columna de opinión de colaboradores del foro “Monkey Cage” y no un reportaje oficial de la redacción de ese medio. Tampoco se ha encontrado ninguna publicación al respecto en la página del MIT Election Lab, por lo que parecería tratarse de una iniciativa individual de los dos investigadores firmantes.

NYT: Por su parte, The New York Times comentó el artículo del “Post”, indicando que el mismo fue “encargado” o “comisionado” por el CEPR. En realidad, estaríamos ante un refrito del informe inicial de esa ONG.

La Nación: El diario argentino publicó un reportaje donde sindicó a Mark Weisbrot, codirector del CEPR, de ser el “lobbista de Maduro” que impulsó la nota de Curiel y Williams.  

Ethical Hacking: La empresa auditora del proceso electoral manifestó que “si ellos (los autores del artículo de Monkey Cage) tomaron la información que estaba en Internet, ya estaba viciada de nulidad”.

Para terminar: la nota de Curiel y Williams sólo se basa en el análisis de tendencias estadísticas en el conteo y el TREP, desconociendo otras pruebas muy claras de irregularidades, como el desvío del flujo de información hacia servidores ocultos, las actas con firmas falsificadas, los datos subidos a la nube una semana antes de los comicios, las papeletas encontradas en domicilios particulares, el análisis del voto en el exterior y las confesiones de ex integrantes del Órgano Electoral. También son claves ciertos datos cuantitativos, como el hecho de que el informe publicado en TWP fue elaborado por 2 expertos y el de la OEA por 36, o que el primero tiene 3 páginas y el segundo 94.

El Día