El MAS en busca de otra
narrativa sobre el fraude
Emilio Martínez Cardona
La publicación del artículo de John Curiel y Jack R.
Williams en la web del The Washington Post (TWP), afirmando que “no hay
evidencias de fraude” en las elecciones bolivianas del 2019, es parte de una
estrategia incremental del MAS y sus aliados internacionales que viene
perfilándose según la siguiente cronología:
1) 10 de
noviembre. El CEPR (Center for Economic and Political Research) divulga un
informe contradiciendo a la auditoría de la OEA.
2) 3 de
diciembre. Se da a conocer un Manifiesto firmado por 100 “expertos” en
estadísticas, señalando que “no encontraban irregularidades en la tendencia”
del TREP.
3) 26 de
febrero. Publicación de la nota de TWP.
4) 28 de
febrero. Pedido del gobierno de México de que un “tercero” compare los informes
de la OEA y de los investigadores del MIT Election Lab.
5) 29 de
febrero. Tweet del presidente argentino, Alberto Fernández, señalando que “se
demuestra que no hubo fraude en Bolivia”.
Evidentemente, el Foro de Sao Paulo sigue en plena
actividad, procurando reconstruir la imagen externa de Evo Morales y socavar al
proceso de transición a la democracia plena en Bolivia. Esto incluye a la reciente
nominación de Morales al Premio Nobel de la Paz (3 de marzo).
Sobre el CEPR: Uno de los autores del informe es
Guillaume Long, ex canciller de Ecuador bajo el gobierno de Rafael Correa. Con
su perfil académico y diplomático (fue también representante en la ONU),
probablemente sea uno de los principales articuladores de esta estrategia.
Sobre el Manifiesto de los 100 y la nota de TWP: en
ambos aparece la firma de Jack R. Williams, integrante del MIT Election Lab.
Una revisión de su cuenta en Twitter, @Master0fNull, indica que es un activista
político del ala izquierda del Partido Demócrata de EEUU, simpatizante del
candidato socialista Bernie Sanders.
Importante: el artículo publicado en TWP es una
columna de opinión de colaboradores del foro “Monkey Cage” y no un reportaje
oficial de la redacción de ese medio. Tampoco se ha encontrado ninguna
publicación al respecto en la página del MIT Election Lab, por lo que parecería
tratarse de una iniciativa individual de los dos investigadores firmantes.
NYT: Por su parte, The New York Times comentó el
artículo del “Post”, indicando que el mismo fue “encargado” o “comisionado” por
el CEPR. En realidad, estaríamos ante un refrito del informe inicial de esa
ONG.
La Nación: El diario argentino publicó un reportaje donde
sindicó a Mark Weisbrot, codirector del CEPR, de ser el “lobbista de Maduro”
que impulsó la nota de Curiel y Williams.
Ethical Hacking: La empresa auditora del proceso
electoral manifestó que “si ellos (los autores del artículo de Monkey Cage)
tomaron la información que estaba en Internet, ya estaba viciada de nulidad”.
Para terminar: la nota de Curiel y Williams sólo se
basa en el análisis de tendencias estadísticas en el conteo y el TREP,
desconociendo otras pruebas muy claras de irregularidades, como el desvío del
flujo de información hacia servidores ocultos, las actas con firmas
falsificadas, los datos subidos a la nube una semana antes de los comicios, las
papeletas encontradas en domicilios particulares, el análisis del voto en el
exterior y las confesiones de ex integrantes del Órgano Electoral. También son
claves ciertos datos cuantitativos, como el hecho de que el informe publicado
en TWP fue elaborado por 2 expertos y el de la OEA por 36, o que el primero
tiene 3 páginas y el segundo 94.
El Día