De las milicias
armadas a los “militares patriotas”
Emilio Martínez
Cardona
“Si no puedo
candidatear, sepan que en Bolivia tengo contacto con militares patriotas”. Tal
la respuesta de Evo Morales tras conocerse su inhabilitación a la candidatura
de senador por el departamento de Cochabamba, decisión tomada por el Tribunal
Supremo Electoral (TSE) teniendo en cuenta el incumplimiento del requisito
constitucional de residencia permanente.
De manera que
Morales reincide en la amenaza de violencia, cambiando ahora las “milicias
armadas” de las que habló en enero por hipotéticos sectores castrenses. Una
nueva razón para reclamarle al gobierno argentino por la violación a las
condiciones de refugio, que lógicamente no pueden incluir a un apologista del
delito.
El ex mandatario del
régimen cocalero también se da un tiro en el pie con estas declaraciones de
tinte golpista, volviendo contra sí mismo la muletilla que ha venido utilizando
contra el gobierno democrático de transición de Bolivia.
Morales calificó
además a la decisión del TSE como un “golpe a la democracia”, olvidando que fue
durante su régimen que se inhabilitó de un plumazo, de forma colectiva, a 228
candidatos de oposición en el departamento del Beni.
Una vez más, se
evidencia que el evismo juega a dos bandas: por el camino de las urnas pero
también por la amenaza de la vía armada. Una estrategia dual de cuño leninista
(ver la famosa polémica contra los “likvidatory”, donde el fundador de la
dictadura soviética propugnaba conjugar el mantenimiento de una estructura
armada clandestina con la participación en las elecciones parlamentarias).
Igualmente, queda
clara la opción de fondo por la desestabilización, que contradice la apariencia
tranquilizadora que ha buscado adoptar el MAS en la campaña electoral, con un
Luis Arce Catacora que trata de venderse como el supuesto campeón de la
estabilidad económica.