El caudillo
ilustrado
Emilio Martínez
Cardona
El pasado martes por
la noche, precedido por los gentiles comentarios del embajador Marcelo Ostria
Trigo y del jurista Brian Morón, presenté en la FIL Santa Cruz el libro “El
caudillo ilustrado: ensayo sobre el populismo con traje ciudadano”.
La obra reúne una
investigación histórica sobre el periodo 2002-2005, que incluye varios
testimonios y documentación, y también una recopilación de artículos de opinión
más recientes, publicados entre el 2018 y el 2019 en el diario El Día.
En el libro se habla
sobre las aventuras y desventuras del “Kerenski boliviano”, la destrucción del
sistema pluripartidista y la funcionalidad del caudillo letrado al acceso de
Evo Morales al poder. La danza de acercamientos y alejamientos con el “proceso
de cambio”, sus lazos con Lula y el Foro de Sao Paulo, la corresponsabilidad en
el desastre de La Haya y su tenaz reincidencia en el centralismo.
También sobre la
ambigua candidatura, semi-opositora y semi-oficialista, de un personaje que
podría haber figurado en la “Historia Universal de la Infamia” de Jorge Luis
Borges.
Para más pistas,
diremos que por más letrado que sea el caudillo es personalista, al punto que
su tendencia egolátrica le impide conformar coaliciones estables en torno a su
liderazgo. Como todo caudillo es contrario a la descentralización, porque le gusta
tener todo el poder concentrado en su mano.
El caudillo es
autoritario, aunque hable con profusión de libertades democráticas, y en las
páginas de este libro se verá cómo llegó a plantearse la liquidación del
contrapoder parlamentario. El caudillo tiene alianzas internacionales non
sanctas, en ocasiones las mismas que ese otro caudillo bárbaro al que le abrió
las puertas del Palacio Quemado.
El caudillo letrado
también es bipolar al extremo y, como en la Logia Dos Caras de Olañeta (su
arquetipo decimonónico), procura seguir dos caminos al mismo tiempo. De esta
forma, aunque se hace presentar como “lo único que hay para derrotar al
régimen”, es de manera paralela una carta estratégica en los juegos de poder de
ese gobierno.
Añadiremos algunas
de las interrogantes a las que se procura responder en el libro: ¿El personaje
de marras fue el socio estratégico en un alzamiento armado? ¿Planeaba disolver
el Congreso? ¿Dio órdenes para preparar una intervención militar al
departamento de Santa Cruz? ¿Participó en la red de corrupción del Lava Jato?
¿Impidió una sucesión constitucional normal por prejuicios regionalistas? ¿Ha
intercambiado amnistías con Evo Morales? ¿Es el Plan B del MAS para las
elecciones, en caso de no poder forzar la reelección del actual mandatario? ¿O
es el candidato funcional, administrable, elegido por el poder para
“sacrificarlo” civilmente en el momento oportuno?
Lo cierto es que,
como un adelantado predecesor del Frank Underwood de “House of Cards”, el
caudillo ilustrado ha bebido hasta el fondo la copa de la traición.