Mi polémica con el viceministro “descolonizador”
Emilio Martínez Cardona
En medio de un escándalo por contratos del Estado
suscritos con la radio de su esposa (a su vez ex pareja de Evo Morales y madre
de Evaliz), el viceministro de descolonización, Félix Cárdenas, fue removido
del cargo después de nueve años ocupándolo.
A poco de llegar al viceministerio, sostuvimos con el
ahora ex funcionario una polémica a través de la prensa en octubre de 2010, que
trascendió a los medios internacionales por medio de la agencia EFE, a raíz de
la intención de Cárdenas de purgar de la curricula escolar a varios clásicos de
la literatura boliviana.
“Inquisición literaria en la Bolivia de Evo” fue el
artículo de opinión con el que puse un grano de arena, junto a otros escritores
y académicos, para desactivar aquel disparate, batalla que efectivamente
ganamos pero que en cualquier momento podría volver a repetirse con otros
actores.
Justamente por lo último es que transcribo las líneas
escritas en aquel entonces. Porque, aunque el viceministro ya no esté, la
“descolonización”, entendida como purga ideologizadora de los contenidos
educativos, sigue presente:
“Era cuestión de tiempo antes de que comenzara el intento
de un control totalitario sobre la cultura en el nuevo Estado Plurinacional.
Desde que los asesores de Evo Morales bautizaron su gobierno como Revolución
Democrática y Cultural, sabíamos que el símil con la Revolución Cultural de Mao
era algo más que un mero parecido gramatical.
Ahora, las declaraciones del viceministro de
descolonización, Félix Cárdenas, confirman esas previsiones. El funcionario
acaba de anunciar la eliminación de una serie de libros de la malla curricular
educativa en todos los niveles: primario, secundario y superior. Se trata nada
menos que de textos clásicos de la literatura boliviana, como Raza de Bronce de
Alcides Arguedas y La niña de sus ojos de Antonio Díaz Villamil.
¿La excusa? La aplicación de la Ley 045, supuestamente
destinada a combatir el racismo según la versión gubernamental, y considerada
una ley mordaza por la gran mayoría de los periodistas. En la interpretación
que el viceministro hace de la norma, los libros mencionados y muchos otros
deben ser purgados por ideológicamente incorrectos, debido a su presunto contenido
racista y colonial.
Un disparate mayúsculo, sobre todo teniendo en cuenta que
Raza de Bronce es en realidad una denuncia sobre la trágica condición del
pueblo aymara. Por supuesto que varios aspectos de la obra de Arguedas pueden y
deben ser debatidos, sobre todo en las aulas, pero para eso hace falta,
precisamente, que los textos sean leídos y comentados por los estudiantes.
Aspectos como, por ejemplo, su adscripción a la
sociología positivista de la época, demasiado anclada en el materialismo geográfico
y biológico, en contraposición con otras facetas de su pensamiento,
absolutamente vigentes en la Bolivia de hoy, como su crítica radical del
caudillismo. ¡Triste destino el de Arguedas, abofeteado por un dictador militar
y ahora excluido por un régimen de fachada democrática!
Desde las quemas de la biblioteca de Alejandría por Roma
y Omar, hasta las purgas de los clásicos del confucianismo en la China maoísta,
pasando por las hogueras de Goebbels que devoraron obras de Sigmund Freud,
Arthur Schnitzler y los hermanos Mann, la condena de libros es un síntoma
evidente de autoritarismo e intolerancia”.