PENSAMIENTO MÁGICO GASÍFERO
Emilio Martínez Cardona
El vicepresidente García Linera volvió a asumir la
función oracular, afirmando que “va a haber muchísimo más gas si la Pachamama
nos sonríe en enero”.
La frase viene a engrosar el archivo de aseveraciones
surrealistas del segundo mandatario, como aquellas de tipo
astronómico-fantástico donde profetizaba ocultamientos solares y escapes
lunares si el régimen perdía el referéndum del 21F.
Tras más de una década de paralización en la prospección gasífera,
el trabajo técnico y la visión científica son sustituidos por el pensamiento
mágico, por un voluntarismo improvisado al calor de los tiempos electorales.
Según García Linera, la riqueza por descubrirse
alcanzaría los 70.000 millones de dólares, disparate que ni siquiera respalda
YPFB, que estima el potencial en apenas un 20% de esa cifra. Esto en el mejor
de los casos, aceptando los malabares aritméticos y conceptuales hechos desde
esa empresa estatal, donde suelen transmutarse reservas posibles en probables y
estas últimas en probadas.
El vicepresidente también ensaya un optimismo exportador
que contrasta con la realidad, donde los principales mercados compradores del
gas boliviano han sido descuidados, en gran parte por el manejo ideologizado de
las relaciones internacionales.
Tal vez el rostro sombrío de Evo Morales en el acto de
asunción presidencial de Jair Bolsonaro sea un indicador más fiel de los hechos
duros y concretos.
En un siguiente pasaje de sus declaraciones, el número 2
del régimen hizo otra afirmación inquietante, asegurando que Bolivia “tiene
capacidad para endeudarse por otros 10.000 millones de dólares”.
Es decir, que no contentos con haber llevado al país al
endeudamiento récord de toda su historia, los alquimistas financieros del
gobierno prevén seguir profundizando esa hipoteca del futuro nacional.
La exhibición de espejismos electorales por el
vicepresidente también incluyó amplias promesas sobre la industrialización del
litio, varias de las cuales ya han sido desmentidas por la empresa alemana que
se ha adjudicado la explotación del Salar de Uyuni.
Se trata, en suma, de dibujar ese “camino ancho” del que
ha hablado García Linera, que representaría al MAS y según él llevaría a la
prosperidad, por contraposición al “camino angosto” de la oposición. Frase con
la cual terminó de confirmar su carencia de un conocimiento básico de la
literatura bíblica, donde el camino ancho representa a la perdición, misma que
en nuestros días podría ser ejemplificada con el infierno inflacionario
venezolano y con la represión masiva de la Nicaragua orteguista.
Para la oposición, el desafío estriba no tanto en
desmontar las promesas falaces de quienes sólo fueron capaces de despilfarrar
una bonanza no generada por ellos, sino de proponer una esperanza mejor
fundada, una visión de país alternativa basada en la creatividad y el
emprendimiento de la gente, más que en las pretendidas iluminaciones de una
burocracia centralista pródiga en elefantes blancos.