- A ver, cuénteme.
- Parece que ya lo interesé. Después de evaluar mucho la opción del Estado de Sitio o de una militarización, que era impulsada por ministros como Quintana, se impuso esta alternativa: minimizar la importancia de la votación del 4 de mayo alegando que no tendrá efectos vinculantes a nivel jurídico y, al mismo tiempo, generar un mega-evento oficialista capaz de robar titulares en la prensa internacional. Para eso se piensa echar mano al 1º de mayo, segundo aniversario del decreto de “nacionalización” de los hidrocarburos, que según estos planes debería ser festejado a lo grande, con anuncios rimbombantes. A eso apuntan los decretos emitidos por Evo para refundar YPFB como empresa “corporativa”. Pero la jugada maestra sería la compra por parte del Estado del porcentaje de acciones que le daría el control de las petroleras capitalizadas. Sé de buena fuente que por estos días se ultiman detalles para esa compra, a un precio muy superior al del mercado. Esto, obviamente, porque las petroleras no tienen ningún interés en desprenderse de esas acciones. Sin embargo, Evo está dispuesto a hacer ese mal negocio para el país, con tal de tener una bandera que agitar el 1º de mayo. Todo deberá condimentarse con mucho circo, como siempre. Eso podría incluir a “Ponchos Rojos” y otros sectores colocando whipalas en los campos gasíferos. En el fondo, la nomenklatura está nostálgica de las altas cifras de aprobación popular conseguidas en el 2006 tras el show de la seudo-nacionalización, y creen que podrían remontar en algo el pobre resultado del gobierno en las últimas encuestas.
(Fragmento de la Posdata incluida en la tercera edición de "Ciudadano X")