La brújula de
América Latina
Emilio Martínez
Cardona
¿Hacia dónde va,
política e ideológicamente, el continente? La salida del poder, en años
recientes, de las cleptocracias kirchnerista y lulista, indicaba un rumbo de
salida del populismo, algo que se confirmó con el giro dado por el delfín de
Rafael Correa en Ecuador, Lenin Moreno, con su viraje centrista.
De la misma forma,
la sustitución de la socialista Michelle Bachelet por Sebastián Piñera en Chile
y la victoria en la segunda vuelta colombiana del uribista Iván Duque sobre
Petro (probable alfil chavista) confirman esa percepción.
Este proceso podría
tener un nuevo capítulo en Nicaragua, donde el sandinista Daniel Ortega ya estaría
hablando de adelantar las elecciones para el próximo año (estaban previstas
para el 2021), mientras que los opositores exigen la renuncia inmediata del
“matrimonio presidencial”.
En Uruguay, existe
una chance relativamente alta de que la coalición de izquierda del Frente
Amplio, que no es tan “vegetariana” como se cree, sea desplazada del gobierno
por un candidato del Partido Nacional, apoyado en un ballotage por el Partido
Colorado y otras fuerzas menores.
Pero las cosas nunca
son tan simples. En México, es muy posible que en los comicios que tendrán
lugar en menos de dos semanas se imponga el caudillista Andrés Manuel López
Obrador (AMLO), con lo cual ese país corre el riesgo de volver a caer en lo que
Enrique Krauze ha denominado “la presidencia imperial”. Es decir, un intento de
reedición del estatismo priísta que dominó México durante casi todo el siglo
XX.
Mientras tanto, en
Venezuela, continúa el desangramiento económico y demográfico provocado por el
socialismo chavista, con sus estatizaciones, su emisión monetaria descontrolada
y su tipo de cambio múltiple, manipulado para enriquecer a la nomenklatura
gobernante.
Aunque la presión
internacional para una transición democrática se ha intensificado, todavía no
es visible el final de esta película, que podría prolongarse demasiado en base
al represivo guión cubano seguido por la dictadura de Nicolás Maduro.
En Bolivia, las
encuestas muestran un creciente cansancio ciudadano con los abusos del régimen
evista, lo que abre una expectable oportunidad para las elecciones del 2019, a
condición de que los opositores encuentren mecanismos razonables de
unificación.
Por supuesto, los
antecedentes del Movimiento Al Socialismo permiten prever una serie de
artimañas destinadas a asegurarse la reproducción en el poder, lo que puede ir desde
el voto electrónico en el extranjero (por ahora descartado, pero al que hay que
considerar como una carta en la manga) hasta eventuales medidas prebendalistas
a instrumentar el año próximo, a costa del erario público.
El repertorio
también podría incluir el adelantamiento del cronograma electoral, para afectar
el timming de la oposición, además de los consabidos “voto zombi, turista y
clon”, por el cual los muertos se levantan de sus tumbas para sufragar junto a
visitantes de países vecinos y a ciudadanos múltiplemente carnetizados.
Estamos avisados,
por lo que el control electoral será tan importante como las alianzas a
construir entre las fuerzas democráticas.