jueves, 26 de abril de 2018


Hacia el Estado Paria


Emilio Martínez Cardona

Que seis países latinoamericanos hayan comunicado su salida de Unasur, tras la asunción por Bolivia de la presidencia pro témpore del bloque, no debería sorprender a nadie. Después de todo, la barbárica “diplomacia del tuit” practicada por Evo Morales ha buscado la confrontación con todo gobierno de la región que no formase parte del club de dictaduras y regímenes híbridos encabezado por Cuba y Venezuela, por lo que este resultado tenía que materializarse tarde o temprano.

Morales creyó que se podía “hacer diplomacia a martillazos” -parafraseando a Friedrich Nietzsche-, abusando del tipo de intimidaciones y descalificaciones que han sido su método recurrente desde que comenzó a expandir el autoritarismo sindical del Chapare hacia toda Bolivia.

También es cierto que hay, más allá de los desaciertos en comunicación del caudillo cocalero y de su canciller-shaolín, una crisis en ciernes de toda la arquitectura diplomática del socialismo del siglo XXI, con la cual el extinto coronel Hugo Chávez Frías trató de hacer realidad el viejo proyecto castrista de “una OEA sin Estados Unidos”.

La OEA goza de mucha mejor salud que la tambaleante Unasur, con lo que el anhelo de finiquitar el sistema interamericano tendrá que ser archivado hasta nuevo aviso, para decepción de las potencias extra-regionales como Rusia, China e Irán, que veían la posibilidad de medrar con el “divide e impera”.

Mientras tanto, de la mano de Evo Morales, Bolivia parece encaminada a convertirse en una suerte de Estado Paria, cuyos únicos vínculos sólidos serían los tejidos con tiranías cada vez más lejanas.

Y no es sólo la descontrolada verborrea presidencial, de tufillo ideológico obsoleto, lo que complica las cosas con los países del entorno. Pesa mucho, junto con la indefendible defensa de la autocracia madurista en diversos foros internacionales, la transformación de Bolivia en un territorio permeable al accionar de los cárteles del narcotráfico, como ese Primer Comando de la Capital (PCC) que, a juzgar por lo aseverado desde la prensa brasileña, tiene ahora su centro de dirección en el “Psico-Trópico” de Cochabamba.

Igualmente, restringe las probabilidades de entendimiento con los vecinos la vocación prorroguista, que coloca al régimen evista fuera del orbe de las naciones democráticas y constitucionales. 

No mejora para nada las cosas el estricto alineamiento de Morales con las prioridades de política internacional de Teherán, evidenciado en las destempladas intervenciones tuiteras del caudillo tras la reacción de occidente contra la guerra química de Bashar Al Assad, sátrapa protegido por los ayatolas.

En el rubro que sea, el “Jefazo” aparece manipulado por fuerzas negativas en el concierto mundial, que tienen el único denominador común de consentir su ambición de reproducción indefinida en el poder. 

La ecuación decadente de perpetuación/aislamiento tendrá que ser sustituida por otra renovadora, de alternancia/reinserción. Es eso, o el Estado Paria.