Emilio Martínez*
Mientras el gobierno de los hermanos Castro maquilla su régimen con algunas excarcelaciones de presos políticos, agentes de la inteligencia cubana participan en apresamientos de opositores en la Venezuela de Chávez.
Así parece haber sucedido en la detención de Alejandro Peña Esclusa en Caracas dos días atrás, donde según comentara su esposa Indira participaron no sólo efectivos de la policía política chavista -el SEBIN- sino también agentes provenientes de la isla caribeña.
Esto demuestra la falacia de la supuesta apertura castrista y reitera el carácter despótico de un sistema que no sólo practica la supresión de libertades dentro de su propio territorio, sino que también la exporta a otras naciones de América Latina.
Ex candidato a la presidencia de Venezuela en 1998 e intelectual católico autor de varios libros (recomiendo sobre todo la lectura de su Arte clásico y buen gobierno), el crimen de Peña Esclusa es haber denunciado tenazmente, desde hace 12 años, las conexiones entre Hugo Chávez y las FARC.
Además, se abocó desde diciembre de 2008 a federar ONGs latinoamericanas en su Unión de Organizaciones Democráticas de América (UnoAmérica), con el ánimo de contrarrestar la influencia continental del Foro de Sao Paulo.
Por supuesto, el régimen chavista ha fraguado una descabellada excusa sobre un presunto intento de magnicidio en contra del mandatario “bolivariano”, argumento risible para quienes conocemos la conducta democrática e institucionalista de Peña Esclusa.
Gobiernos como el español, que últimamente ha comprometido la gestión de su política exterior en la promoción de los excarcelamientos de Raúl Castro, debería por coherencia sentar su protesta ante esta detención ilegal con participación cubana.
Si no lo hace por sí mismo, el Partido Popular tendrá que darle el empujón necesario.
*Escritor.
Mientras el gobierno de los hermanos Castro maquilla su régimen con algunas excarcelaciones de presos políticos, agentes de la inteligencia cubana participan en apresamientos de opositores en la Venezuela de Chávez.
Así parece haber sucedido en la detención de Alejandro Peña Esclusa en Caracas dos días atrás, donde según comentara su esposa Indira participaron no sólo efectivos de la policía política chavista -el SEBIN- sino también agentes provenientes de la isla caribeña.
Esto demuestra la falacia de la supuesta apertura castrista y reitera el carácter despótico de un sistema que no sólo practica la supresión de libertades dentro de su propio territorio, sino que también la exporta a otras naciones de América Latina.
Ex candidato a la presidencia de Venezuela en 1998 e intelectual católico autor de varios libros (recomiendo sobre todo la lectura de su Arte clásico y buen gobierno), el crimen de Peña Esclusa es haber denunciado tenazmente, desde hace 12 años, las conexiones entre Hugo Chávez y las FARC.
Además, se abocó desde diciembre de 2008 a federar ONGs latinoamericanas en su Unión de Organizaciones Democráticas de América (UnoAmérica), con el ánimo de contrarrestar la influencia continental del Foro de Sao Paulo.
Por supuesto, el régimen chavista ha fraguado una descabellada excusa sobre un presunto intento de magnicidio en contra del mandatario “bolivariano”, argumento risible para quienes conocemos la conducta democrática e institucionalista de Peña Esclusa.
Gobiernos como el español, que últimamente ha comprometido la gestión de su política exterior en la promoción de los excarcelamientos de Raúl Castro, debería por coherencia sentar su protesta ante esta detención ilegal con participación cubana.
Si no lo hace por sí mismo, el Partido Popular tendrá que darle el empujón necesario.
*Escritor.