- No será un combate bélico sino político y comunicacional, que comenzará en la noche del 10 de agosto…
Desde el último piso del edificio, donde nos encontrábamos, las luces nocturnas de Santa Cruz se veían diminutas. Abajo, una hilera de movilidades giraba alrededor de una rotonda. El Ciudadano X caminaba de un lado a otro frente al ventanal, con un habano Cohiba en la mano.
- Tan importante como la votación del Referéndum Revocatorio será la interpretación de sus resultados. ¿Recuerda a Evo Morales en la noche del 4 de mayo, haciendo malabares aritméticos en cadena nacional para tratar de desvirtuar la victoria del SÍ al Estatuto en el referéndum cruceño? Presumo que desde el 10 de agosto tendremos mucho más de eso.
- Podríamos llamarla “la batalla de la interpretación”.
- Me gusta. En aquella ocasión, usted recordará que un integrante de los equipos de manipulación mediática del gobierno, Pablo Stefanoni, se ocupó de acercarse a cada uno de los corresponsales extranjeros acreditados por la Corte Departamental Electoral en la sala de prensa de un hotel cinco estrellas, para venderles el sofisma de que, sumados el NO a la abstención y al voto en blanco, la autonomía había sido derrotada. Eso sucedió varias horas antes de que Evo diera su mensaje por TV, lo que nos da una pauta del accionar coordinado de esos equipos. Creo que la oposición, tanto regional como parlamentaria, debe tener muy en cuenta ese precedente y preparar sus propias fichas para el pos-Revocatorio.
- ¿A qué se refiere exactamente?
- Para ganar “la batalla de la interpretación”, como usted bien la bautizó, es necesario que cambiemos el “chip” con el que hemos estado analizando el Referéndum Revocatorio. Atiéndame bien y escríbalo en negrillas: Es necesario ir más allá de la letra muerta de la Ley. El debate técnico-jurídico sobre la Ley del Revocatorio fue útil para detectar las trampas plantadas por los redactores masistas de la norma, las reglas desiguales consagradas en esas “matemáticas del diablo” de las que hablamos en una ocasión anterior, presumiblemente diseñadas por el vicepresidente García Linera. Pero ahora debemos atender a los resultados políticos de la consulta del 10 de agosto.
- Adelante.
- Antes que nada, veamos tres de los escenarios que podría arrojar la votación. El primero se daría en caso que el SÍ a Evo alcance una votación inferior al 50% de los sufragios válidos emitidos, un resultado probable si tenemos en cuenta las proyecciones de 48 a 49% que le otorgan las encuestas, cuando ni siquiera ha comenzado la campaña por el NO.
- ¿De verdad lo cree probable?
- Por supuesto. Si no, ¿por qué cree que el oficialismo se aferra a la redacción actual de la Ley e insiste en que “no se cambiará ni una coma”? No parecen nada seguros de ganar con una eventual regla de 50% + uno. Incluso con la versión vigente del Revocatorio hay algunos síntomas de nerviosismo, como el constante bombardeo de la propaganda gubernamental por los canales de televisión o la frenética inauguritis de obras públicas.
- ¿Cuál sería la importancia de un escenario como el que plantea?
- Que la mayoría del electorado le habría dado la espalda a Evo Morales y a su “proceso de cambio” totalitario. Aunque el gobierno pretendiera aferrarse al tecnicismo de la ley para permanecer en el poder, habría quedado seriamente deslegitimado, sería una administración en minoría con una crisis de gobernabilidad potenciada, donde resurgiría con fuerza la exigencia de elecciones anticipadas.
- ¿Cuáles son los otros escenarios adversos al MAS?
- El segundo escenario se daría si el NO a la continuidad de Evo obtiene al menos un voto más que el SÍ. Esto sería aún más grave para el Movimiento Al Socialismo. La tercera posibilidad es la derrota territorial del gobierno, tal vez el escenario adverso al oficialismo más probable de todos. Sería una realidad si la mayoría de los departamentos, cinco de nueve, le dicen NO a Evo Morales. En cualquiera de los tres casos (derrota porcentual, en votos o territorial) estaríamos ante un gobierno deslegitimado y se abriría el camino hacia las elecciones anticipadas. Eso, claro, si se libra efectivamente la “batalla de la interpretación”.
- ¿No está siendo demasiado optimista?
- Estoy perfectamente consciente de que hay otros resultados posibles, que podrían radicalizar el proyecto evista e impulsar la deriva hacia el autoritarismo. Pero he querido señalar algunos objetivos viables para la oposición democrática, en momentos en que la consulta del 10 de agosto parece un hecho consumado. Nada de lo dicho es imposible. Recuerde que en diciembre del año pasado en Venezuela, y frente a una maquinaria de fraude aún más grande que la montada en Bolivia, pudo darse la victoria histórica del antichavismo, liderada por los estudiantes universitarios. Lo crucial es instalar en el debate nacional una lectura política y no simplemente literal de los resultados del Revocatorio.
- En esa misma lógica, ¿cómo se leerían los resultados a nivel prefectural?
- Si un prefecto o gobernador logra una votación por el SÍ superior al NO, aunque fuera por un voto, tendría toda la legitimidad del mundo para quedarse, más aún si ese apoyo supera el 50%.
- ¿Qué pasa con los efectos vinculantes de la consulta?
- No olvide que la Ley del Revocatorio ha sido seriamente cuestionada en el plano jurídico; incluso fue observada por los enviados de la OEA a causa de su ambigüedad. Por lo tanto, su fuerza de legalidad estaría muy menguada en una contienda con la legitimidad de resultados como los descritos. El diferendo podría llevarse ante la comunidad internacional o forzar la recomposición del Tribunal Constitucional como vía para zanjar la disputa.
En ese momento, un punto rojo se deslizó desde la ventana hacia el lugar donde se encontraba X. Esquivando la mira láser con tranquilidad, apagó la colilla de su habano y me dijo con una sonrisa, mientras señalaba la puerta del apartamento:
- Vamos saliendo…